El origen del Primero de Mayo data del 1 de mayo de 1886 en Estados Unidos, cuando se lanzó una huelga en apoyo de la jornada laboral de 8 horas. Durante esta campaña explotaron una bomba en una manifestación en Chicago y la policía arrestó a una serie de anarquistas que habían destacado en la lucha por la jornada de 8 horas.
Los hombres detenidos eran claramente inocentes, pero cuatro fueron ejecutados por el estado mientras otro murió en su celda, dijeron que se suicidó. La ejecución de los cuatro hombres, que llegaron a ser conocidos como los Mártires de Haymarket, fue la chispa que encendió la protesta de la clase trabajadora por todo el mundo y que llevó a que el Primero de Mayo fuera declarado el día internacional de los trabajadores en conmemoración del sacrificio de los cuatro hombres asesinados.
Este Primero de Mayo no nos limitamos a recordar el sacrificio de los Mártires de Haymarket sino también a celebrar el Internacionalismo del primer movimiento obrero que condujo a las protestas masivas contra la ejecución de los cuatro hombres. El mensaje del Primero de Mayo es que el Capitalismo es un sistema mundial que ha sido combatido por la clase obrera internacional. Y que la lucha de la clase trabajadora debe traspasar las fronteras nacionales y confrontar al enemigo capitalista directamente y a escala internacional.
Y mientras nos acercamos a este Primero de Mayo, la necesidad de acción coordinada internacional de la clase trabajadora contra el capitalismo nunca fue mayor. El Capitalismo, como sistema global, sigue siendo presa de la crisis que está tratando de superar a base de atacar a la clase obrera. Los gobiernos de un país tras otro están rebajando los salarios y las condiciones de trabajo y echando gente al paro en un intento de impulsar al enfermo sistema capitalista. La regla capitalista es “expandirse o morir” y la crisis se usa como pretexto para desmontar los servicios públicos. De hecho, ésta es una expansión para abrir mercados y capital a las corporaciones privadas.
La seguridad en el empleo se está convirtiendo rápidamente en un recuerdo lejano ya que cada vez un mayor número de trabajadores se ven forzados a aceptar contratos de trabajo a tiempo parcial, temporales y flexibles. Esto ha llevado y está llevando a un creciente número de trabajadores a tener que existir en un estado de inseguridad permanente bajo el cual la vida queda reducida a una lucha constante por conseguir empleo suficiente para sobrevivir. El sistema capitalista globalizado está produciendo un ejército mundial de trabajadores de reserva que pueden ser contratados y despedidos a voluntad para cumplir con las demandas en constante cambio de los cada vez más flexibles métodos de producción capitalista.
Ante esta embestida capitalista, los sindicatos reformistas han demostrado ser impotentes: dependen de la ayuda legislativa y de los subsidios de aquellos que continúan con los ataques, así que deben rendirse o luchar. Si llegan a movilizarse están destinados a fracasar, ya que no están construidos para contra-atacar en amplios frentes ni para contar con sus propias fuerzas. De esta forma los sindicatos se convierten en instituciones de servicios y en otra carga sobre las espaldas de los trabajadores, no en herramientas libres para la auto-actividad y la emancipación.
Por todo el mundo este mito socialdemócrata del contrato social se ve abocado a una rápida bancarrota frente a los siempre en alza ataques capitalistas. En Europa, los capitalistas y sus estados están atacando a los trabajadores y desmantelando el llamado estado del bienestar. Chipre es solamente el último de un creciente número de países de la UE en implementar medidas diseñadas para hacer que los trabajadores paguen por la soberbia de los banqueros y la inestabilidad inherente al sistema capitalista.
En China, India, Brasil y a lo largo del mundo en desarrollo, se ha puesto en marcha un proceso de rápida industrialización que está arruinando las vidas de millones de trabajadores y a la vez enriqueciendo más a una pequeña élite. En Asia y África la mayoría aún se enfrenta a una vida de abyecta pobreza bajo la cual millones de trabajadores mueren de hambre y enfermedades que se pueden prevenir.
Las ideas y métodos socialdemócratas no ofrecen solución y ha llegado el momento de abandonar la idea de intentar calmar al capitalismo y de, por el contrario, comenzar a enfrentarlo. Para hacer esto nosotros, como trabajadores, debemos actuar a nivel internacional y según nuestras propias fuerzas, por medio de organizaciones que sean gobernadas por nosotros mismos y no por “funcionarios” liberados.
Tales organizaciones no practican la colaboración de clase y se niegan a recibir subsidios económicos de los capitalistas y del estado. El Anarcosindicalismo está a favor de la acción directa, la ayuda mutua y la solidaridad entre los trabajadores. El objetivo inmediato del anarcosindicalismo es confrontar al capitalismo y al estado para lograr conquistas para los trabajadores; nuestro objetivo último es destruir el capitalismo y sustituirlo por una sociedad basada en el comunismo libertario.
La AIT es dueña de una orgullosa tradición de internacionalismo obrero. La AIT fue (re)fundada en un Congreso celebrado en Berlín entre el 25 de diciembre de 1922 y el 2 de enero de 1923, por tanto, 2013 marca el 90 aniversario de este Congreso. La AIT nació en un momento en que el capitalismo había pasado por un largo periodo de globalización. Entonces, como ahora, el capitalismo utilizó las fuerzas de la globalización contra los trabajadores.
En el Congreso de Berlín de la AIT en 1922, participaron sindicatos anarcosindicalistas de 10 países representando entre uno y dos millones de trabajadores. En los últimos pocos años, el anarcosindicalismo se ha extendido por todo el mundo. Ante la amenaza del fascismo, creció un anarcosindicalismo comprometido en un amargo conflicto contra el fascismo para intentar destruirlo. No obstante, el fascismo y el totalitarismo bolchevique del “comunismo” de estado aplastaron el movimiento y la AIT salió muy debilitada de la Segunda Guerra Mundial.
Los últimos 30 años, no obstante, han visto crecer la influencia de la AIT hasta el punto en que ahora contamos con 13 Secciones y tanto como ha crecido la AIT lo ha hecho nuestra capacidad para organizar acciones internacionales coordinadas. La AIT es hoy en día la única organización obrera revolucionaria capaz de organizar acciones internacionales de forma regular y sostenida.
En estos días previos al Primero de Mayo de este año, la AIT lanza tres Jornadas de Acción, el 29 y 30 de abril y el 1 de mayo, contra las Medidas Capitalistas de Austeridad, la Explotación y la Opresión. Las Secciones de la AIT organizarán acciones enfocadas en temas/conflictos laborales etc. a nivel Global, Regional y Local como parte de la campaña internacional coordinada por la AIT.
Con la convocatoria de éstas y otras Jornadas Internacionales de Acción y de las incontables Acciones Urgentes de Solidaridad, la AIT quiere demostrar que el movimiento obrero no tiene país y que somos capaces de vencer las fuerzas menores de nacionalismo que busca dividirnos y cegarnos frente al verdadero mal que es el Capitalismo.
¡La emancipación de los trabajadores debe ser tarea de la propia Clase Obrera!
¡Viva la AIT y el Anarcosindicalismo!
Oslo, 24 de abril de 2013
Secretariado de la AIT